Crónica del concierto de Killer Kin en Madrid (Wurlitzer Ballroom) / Rock 'N' Roll Animal
KILLER KIN ARRASARON EL WURTLI
Fecha: mayo 13, 2024
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El 12 de mayo de 2024 los Killer Kin nos pasaron por encima, nos arrasaron a todos los que acudimos a verlos en el Wurli. ¡Maemía qué burricie!
Estaba claro por donde iban los tiros, porque su homónimo álbum de debut destilaba vitriólicos riffs de James Williamson (ejecutados por Brady) y trepanantes ritmos de Marco, inequívocamente inspirados por Lemmy. De hecho sobre las tablas pudimos ver como ellos dos lucían camisetas de Motörhead y, por si fuera poco, el leopardo del «Raw Power» lucía tatuado en el muslo de Matt. Hay quién además añade otras referencias sonoras a su explosivo cóctel: los Turbonegro de «Ass Cobra», los Hellacopters de «Payin’ The Dues», New Bomb Turks, Poison Idea, Dead Boys… En definitiva, una ametralladora de gran calibre no apta para tímpanos sensibles.
En lo escénico eran Matt y la bellísima Chloe (guitarrista y compositora) los que concentraban todas las miradas. El cantante apenas tardó unas canciones en quedarse en gayumbos para lucir un cuerpo escultural, que como el propio Iggy Pop tensaba hasta el último de sus músculos. Se golpeaba el pecho como un gorila, se retorcía y saltaba descalzo. Se encaraba con las primeras filas de un público incrédulo que hacía lustros que no sentía el peligro a pocos centímetros de sus jetas.
¡NO OS ARREPENTIRÉIS!
¡Aaaaaaah! Sería imperdonable no mencionar a Terraplén, que ejercieron de invitados y desplegaron una exhibición de high energy que nos trasladó a los noventa, cuando Señor No y los Catecismo arrancaban sus carreras. Con Iván Velayos a la guitarra, Capitán Entresijos al bajo, Angel Bultacos a la voz y Peter detrás de los tambores… ¡BUENÍSIMOS!
Estaba claro por donde iban los tiros, porque su homónimo álbum de debut destilaba vitriólicos riffs de James Williamson (ejecutados por Brady) y trepanantes ritmos de Marco, inequívocamente inspirados por Lemmy. De hecho sobre las tablas pudimos ver como ellos dos lucían camisetas de Motörhead y, por si fuera poco, el leopardo del «Raw Power» lucía tatuado en el muslo de Matt. Hay quién además añade otras referencias sonoras a su explosivo cóctel: los Turbonegro de «Ass Cobra», los Hellacopters de «Payin’ The Dues», New Bomb Turks, Poison Idea, Dead Boys… En definitiva, una ametralladora de gran calibre no apta para tímpanos sensibles.
En lo escénico eran Matt y la bellísima Chloe (guitarrista y compositora) los que concentraban todas las miradas. El cantante apenas tardó unas canciones en quedarse en gayumbos para lucir un cuerpo escultural, que como el propio Iggy Pop tensaba hasta el último de sus músculos. Se golpeaba el pecho como un gorila, se retorcía y saltaba descalzo. Se encaraba con las primeras filas de un público incrédulo que hacía lustros que no sentía el peligro a pocos centímetros de sus jetas.
¡NO OS ARREPENTIRÉIS!
¡Aaaaaaah! Sería imperdonable no mencionar a Terraplén, que ejercieron de invitados y desplegaron una exhibición de high energy que nos trasladó a los noventa, cuando Señor No y los Catecismo arrancaban sus carreras. Con Iván Velayos a la guitarra, Capitán Entresijos al bajo, Angel Bultacos a la voz y Peter detrás de los tambores… ¡BUENÍSIMOS!
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