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Crónica del concierto de THE OXYS en la sala Mardi Gras (A Coruña) / Mondo Sonoro

 

Locura a ritmo de rock

Locura a ritmo de rock

7 / 10
 
Daniel Pose — 18-01-2024
Fecha — 16 enero, 2024
Sala — Sala Mardi Gras, A Coruña
Fotografía — Óscar Caamaño

Uno de los debates más recurrentes en el mundo de la música es acerca del estado en el que se encuentra el rock, pero lo cierto es que conciertos como el de The Oxys en la sala Mardi Gras de A Coruña son suficientes para afirmar que está más vivo que nunca. Y es que la banda de Austin se presentó en la ciudad herculina dentro de una extensa gira con la que están recorriendo parte de la geografía española, y lo hizo para ofrecer un concierto que se podría catalogar como breve pero muy intenso. Apenas fueron cuarenta y cinco los minutos que los americanos estuvieron sobre el escenario, pero sin ninguna duda fue un tiempo muy bien aprovechado en el cual repasaron las canciones de “A Date With the Oxys” (Auto, 22) y “Generation Irrelevant” (Dead Beat, 23), sus dos primeros álbumes de estudio.

El público estuvo frío en las primeras canciones, casi tanto como el tiempo que había en el exterior, e incluso algunos tenían adoptada una posición de codo en barra que parecía que no iba a cambiar hasta el final. Pero, con el paso de las canciones, los americanos fueron contagiando su intensidad a los allí presentes. Lo hicieron con un directo que suena infinitamente mejor que las versiones digitales, tanto que prácticamente no quedó nadie en posición estática y hasta ese codo apoyado terminó con todo el cuerpo en medio de la salta pegando brincos. Cierto es que la sala no colgó el cartel de no hay entradas, algo que a toro pasado resulta triste por la oportunidad perdida de haber disfrutado de una banda que está en plena forma. De preguntar a los presentes, la mayoría seguramente puedan afirmar su satisfacción por lo vivido.

La diferencia de idioma no fue para nada un impedimento en la interacción con el público, el cual fue entrando en calor para terminar el concierto por todo lo alto, sabiéndose conocedores de estar viviendo algo especial. Por poner un ejemplo claro, el de un Gabriel Von Asher, que con pocas palabras consiguió llevarse un par de besos de una de las personas que ocupaba la primera fila, o el del líder de la banda Phil Davis quien hizo un llamamiento a los presentes para que bebiesen y pusiesen excusa a sus jefes para no ir a trabajar al día siguiente. Y, más allá de la proclama sobre el alcohol, el ambiente que se respiraba era el de que más de uno estaría encantado de seguir en esa espiral de música y locura sin importar nada más.

Al grito de “una más” pusieron el cierre a la noche al entonar su propia versión de “Chinese Rock” de Ramones, elevando la demencia a un nivel superior con Rob Williamson golpeando con su cabeza los platos de la batería, ante un público que se deshizo en aplausos y gritos de júbilo ante lo vivido y con una sala en la cual la temperatura terminó siendo tan elevada que todos los cristales terminaron empañados, testigos también de lo allí vivido.

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